La carretera es una novela excelente. Elegida la historia, el paisaje, el ambiente y sus protagonistas, el siguiente paso (y tal vez el más difícil) es elegir el narrador. McCarthy usa el narrador deficiente, muy cinematográfico él, y no sólo acierta de lleno con su elección sino con su manejo, haciéndolo partícipe directo de la propia historia. Aunque es justo decir que la rigidez que exige este tipo de narrador hace flaquear a todo autor que lo usa y Don Cormac no es una excepción. Es decir, que tarde o temprano acaba apareciendo el narrador omnisciente en algún pasaje de la novela.
Si en ocasiones se elogia la capacidad del escritor para hacer pasar desapercibido el estilo utilizado en la narración, este libro es la oportunidad para elogiar a un autor por todo lo contrario; el lenguaje y el estilo son un personaje más de la novela.