Cuando se inventó el cine se pensó que nadie más leería porque todo podía verse y oírse, sin mayor esfuerzo por parte de los espectadores. Pero el libro sobrevivió. Cuando comenzó la televisión se pensó en un inminente final a causa de un medio en donde es posible ver, oír y de paso sentir, todo al mismo tiempo.
Pero el libro sobrevivió. Posteriormente los hogares fueron inundados por máquinas de videocinta y el plazo para que el libro pasara a ser un artículo de museo se fijó en unos pocos años. Pero el libro sobrevivió y ni siquiera han podido condenarlo al destierro la multimedia, la Internet y todos los avances tecnológicos. La pregunta es: ¿Hasta cuándo resistirá? Todavía no se sabe pero nadie debe darse prisa en expedirle partida de defunción.